Los «guardianes de la biodiversidad» con la apicultura en un pueblo de Toledo

Servicios Apícolas Melque

Como guardianes de la biodiversidad. Así se definen los apicultores de Servicios Apícolas Melque, una empresa rural, joven y respetuosa que, con sede en la localidad toledana de Pulgar, hace pedagogía sobre esta actividad milenaria que mantiene la variedad biológica.

«En vez de ser apicultores, somos como guardianes de la biodiversidad. Lo más bonito de nuestro trabajo es trabajar con las abejas. Nuestro objetivo es intentar dar la importancia que tienen los polinizadores y las abejas, uno de los insectos primordiales y más importantes para nuestro planeta», relata a Europa Press Jorge Carabaña que, junto con Nerea Gutiérrez, capitanea ‘Miel de Melque’.

Y es que gracias a la abeja, prosigue, se polinizan casi el 45% de todas las frutas y verduras que hoy en día hay en los supermercados. «Es vital para los ecosistemas y para la humanidad, principalmente», incide este productor, que alerta de la necesidad de garantizar el relevo generacional en la crianza y cuidado de las abejas.

De ahí que esta empresa, que este año ha recibido el Premio a la Mejor Empresa de Venta Directa de Castilla-La Mancha, además de comercializar miel, polen, jalea real o cera de abeja de los 700 colmenares que tienen repartidos por el Parque Nacional de Cabañeros, Montes de Toledo y sierras Norte de Talavera, realice apiturismo, cata de mieles o formaciones, actividades con las que pretende concienciar de la trascendencia de esta milenaria actividad, para despertar futuras vocaciones.

«Te haces apicultor cuando un día te paras a mirar una colmena y te das cuenta de todo lo que ocurre ahí dentro. No hay un manual exacto. Aprendes con la experiencia, con otros apicultores, con errores, con temporadas buenas y otras no tanto. Pero si te engancha, ya no hay vuelta atrás», confiesa Carabaña, que precisa que la apicultura «no es solo miel», sino «vida, trabajo en equipo y naturaleza en equilibrio».

En la búsqueda de ese equilibrio, esta empresa, pese a tener su obrador en Pulgar, arrancó su actividad a unos cuantos kilómetros, en San Martín de Montalbán, que alberga la histórica ermita de Melque, un lugar con «una energía especial» que les marcó desde el principio y del que cogieron su nombre.

«Fue en ese entorno tranquilo y cargado de historia donde instalamos uno de nuestros primeros colmenares. Entre encinas, cantuesos y flores silvestres, las abejas trabajaban con una intensidad y una armonía que nos enamoró. La floración en esa zona es rica, diversa, y con un carácter que se refleja en la miel: intensa, auténtica, con personalidad».

«Llamar a nuestra miel ‘Miel de Melque’ es rendir homenaje a nuestros comienzos, a nuestras abejas, y al paisaje que nos inspiró a dar este paso. Es un nombre que habla de un lugar, de un instante, y de una manera de entender la apicultura: con respeto, con cariño y con el alma puesta en cada tarro de miel», añade.

PROBLEMÁTICA DEL SECTOR

Pese a esta bucólica imagen, son muchas las adversidades a las que se enfrenta la apicultura. «Ser apicultor hoy es difícil. Las abejas sufren por el cambio climático, los pesticidas y las enfermedades, como la varroa. A eso se suma que la miel de calidad compite con mieles baratas importadas que, muchas veces, no son ni miel de verdad».

«El trabajo que hay detrás no se ve», se queja Jorge Carabaña que, aunque celebra que la normativa europea obligue a indicar en el etiquetado el país o países de origen de la miel, asegurando que se trata de un paso bastante valioso para el sector español, demanda nuevas medidas, mirando, incluso, al Gobierno regional.

A éste, además de pedirle un sello de calidad diferenciada para las mieles de la región, que les reconocería una caracterización organoléctica, le insta a crear una IGP o DO que englobara a toda Castilla-La Mancha, y no solo a las zonas con denominación de origen propia, como la de la Alcarria.

Destinar más fondos a la investigación es otra de sus peticiones, toda vez que las explotaciones apícolas registran hasta un 40% de mortandad por el varroa destructor, un parásito que convive con la abeja.

«Es una de las mayores problemáticas que tiene ahora mismo el sector apícola. Se podría hacer un estudio de investigación sobre qué crea esa mortandad y ese despoblamiento de las abejas en las cabañas», concluye.

infoCLM

Periódico Digital de Castilla-La Mancha con todas las noticias de Ciudad Real, Toledo, Cuenca, Guadalajara y Albacete
Botón volver arriba