La Audiencia provincial de Toledo acoge este miércoles el juicio contra un hombre acusado de un delito de resistencia grave a la autoridad y un delito contra la salud pública por sustancias que causan grave daño a la salud, para el que la fiscal pide la absolución por el primer delito y cuatro años de cárcel por el segundo.
Según el escrito de acusación de la fiscal, consultado por Efe, sobre las 19:30 horas del día 20 de agosto de 2018 se personaron en una pensión del municipio de Illescas agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil tras el aviso del gerente del establecimiento porque una persona estaba molestando a la clientela.
El relato de los hechos señala que el procesado se encontraba bajo la influencia de la ingesta previa de sustancias tóxicas, que habían mermado sus facultades psicofísicas, y mostró un comportamiento obstinado a la invitación de la fuerza actuante a tranquilizarse y abandonar el lugar.
De esta manera, con la idea de menoscabar el principio de autoridad y en gran estado de alteración, sin hacer caso a los requerimientos de los agentes, el acusado empezó a elevar el tono de voz y a proferir insultos contra los mismos y les dijo: «Os voy a lanzar las jeringuillas que están infectadas de sangre y es contagiosa de una enfermedad crónica, y os voy a mandar a un mundo que lo vais a flipar».
También les espetó otras frases como «si os acercáis más, os lanzo las jeringas y os voy a arruinar vuestra vida, porque la mía no me importa una mierda y acabo de salir de la cárcel» o «hijos de puta, me importa tres cojones mi vida, asi que la vuestra menos» y «me he metido dos chutes de coca y otras sustancias que me han flipado».
No obstante, el informe médico forense indica que en el momento de los hechos el acusado tenía abolidas sus capacidades cognitivas y volitivas y de ahí la eximente completa en relación a este delito.
Tras ser detenido, los agentes encontraron en la habitación una bolsa de plástico con una sustancia rosada compactada en forma de cilindro que resultó ser cocaína, otra bolsa con polvo blanco que también era cocaína y un envoltorio de plástico abierto con polvo de igual forma de cocaína; todo ello con la idea de destinarlo al consumo por parte de terceras personas a cambio de un precio, de modo que habría adquirido en el mercado ilícito un valor aproximado de 3.609 euros.
