El COVID persistente se ha convertido en la dura realidad para muchos pacientes de coronavirus que, tras haber hecho frente y superado la enfermedad, meses después comienzan a experimentar síntomas que les dificultan su día a día.
Este es el caso de la toledana Valle Criado, quien llegó a estar ingresada cerca de 20 días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo a causa del COVID-19. “Yo me contagié en marzo de 2020 y estuve una semana sin recibir un diagnóstico hasta que me indicaron que tenía COVID-19”, explicaba a InfoCLM. Finalmente “ingresé en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo y me trasladaron a la UCI del Hospital Nacional de Parapléjicos”, donde esta toledana permaneció ingresada 16 días y en planta aproximadamente algo más de mes y medio.
“Me encontraba fatal porque no reaccionaba y fue una experiencia realmente mala porque estuve varios días crítica”, relataba Valle. Tras salir de la UCI “no podía moverme, comer sola, ni andar, fue horroroso”. Además recordaba que “tenía mucho miedo” porque al estar aislada en el momento en el que estalló la pandemia “no sabía qué estaba pasando y veía a los sanitarios con mascarillas y con los EPIS y no entendía por qué iban así vestidos”.
“Estaba sola, sin saber cómo estaba mi familia y además tuve alucinaciones que realmente parecían pesadillas”, narraba esta toledana. Tras su paso por la UCI comenzó la recuperación en planta y pese al estado en el que se encontraba “tenía muchas ganas de luchar y fuerza para recuperarme”. Poco a poco “comencé a recuperar la musculatura y a caminar con un andador”.
Cuando todo esto pasó, “me dieron el alta y regresé a casa comenzando junto a mi familia otra etapa de la recuperación”, exponía. Del mismo modo detallaba que “a finales del verano de 2020 estaba fenomenal, podía hacer una vida normal y tenía muchísimas ganas de vivir”. Sin embargo, “para mi sorpresa en enero de 2021 tuve un brote malísimo, no podría moverme, tenía muchos dolores musculares, creía que la cabeza me iba a estallar, mareos, náuseas y pierdo la voz, todos síntomas del COVID persistente”, detallaba Valle Criado.
Tras experimentar estos síntomas señalaba que “desde entonces estos brotes son continuos”. Destacaba que “me decían que era normal que como lo había pasado tan mal en la UCI estaba tardando más tiempo en recuperarme, pero antes de sufrir estos brotes yo estaba bien y no eran las secuelas que yo tenía tras salir del hospital”.
“Los pulmones los tengo bien, y neurológicamente también estoy perfecta”, subrayaba esta paciente toledana, pero añadía que “sufro brotes esporádicos y no es normal”. Además apuntaba que “en neurólogo me mandó una medicación para los dolores neuropáticos diabéticos, además me vacunaron y me encontraba de maravilla”, sin embargo al poco tiempo volvió a experimentar otro de estos brotes y “esto parece el cuento de nunca acabar”.
Consideraba que “la gente relaciona el COVID persistente a pacientes que peor lo han pasado en la batalla contra el virus”, pero aseguraba que “el COVID persistente lo puede padecer cualquiera aún habiendo pasado la enfermedad de forma asintomática”. Incluso detallaba que en el caso de estos pacientes asintomáticos “los síntomas pueden llegar a ser más agudos”.
“Yo del COVID-19 me recuperé porque seguí las pautas que me indicaron los médicos pero ahora no encuentro soluciones a lo que me pasa”, explicaba. Además especificaba que “los síntomas que tengo ahora son diferentes a los que desarrollé cuando tenía la infección por COVID-19”.
Del mismo modo remarcaba esta toledana a InfoCLM que “toda esta situación es una incertidumbre constante porque no sé cuándo va a volver a aparecer los síntomas”, ya que “cuando me da el brote tienen que ayudarme a levantarme e incluso me quedo sin voz debido a la fatiga”.
Pese a toda esta situación agradecía el trabajo a los sanitarios que han cuidado en todo momento de su evolución, pero tenía palabras de “especial cariño para los auxiliares de enfermería que han luchado conmigo por salir adelante”.
Valle Criado forma parte del Colectivo COVID Persistente de Castilla-La Mancha donde asegura haber encontrado “apoyo, información y consuelo porque son quienes realmente entienden lo que me pasa”. Añadía que “es formar parte de un grupo que le pasa lo mismo”.
Aún teniendo que hacer frente a esta pesadilla, a sus 53 años esta toledana asegura que “ya no tengo miedo a nada y soy muy feliz y positiva”.