El asesino confeso de Guadalajara declara: «estaba loquísimo por las drogas»

El acusado del crimen de Chiloeches está "profundamente arrepentido" y afirma que actuó "loquísimo" por las drogas

El principal acusado del triple asesinato cometido en un chalé de la urbanización Medina Azahara, en Chiloeches (Guadalajara), F.P.S., ha declarado este viernes, en el quinto día de juicio con jurado popular que se celebra desde el lunes en la Audiencia Provincial de Guadalajara, que los crímenes fueron consecuencia directa de su «desesperación» por las drogas y ha insistido en que no tuvo intención previa de matar.

«Yo iba loquísimo, como un psicópata», ha dicho ante el jurado, al que ha asegurado que aquel 12 de abril de 2024 actuó «histérico» y bajo un consumo de sustancias que, según él, anuló cualquier capacidad de control.

Ha reconocido que no recuerda con claridad gran parte de lo sucedido, en referencia a los crímenes, especialmente los ataques contra las dos víctimas femeninas (madre e hija), aunque ha asumido su autoría: «Sé que di a todo lo que se movía, todo lo que gritaba. No lo recuerdo», pero se ha reconocido como autor de las tres muertes.

El procesado, que ha respondido únicamente a su defensa y al jurado, ha relatado que consumía cocaína «todos los días» y que la mezclaba habitualmente con alcohol, éxtasis, metanfetamina y tusi: «Con la cocaína te crees el rey del mundo, te crees Superman».

Durante los meses previos al crimen, ha explicado, podía gastar «400, 500 euros o más en una noche» y vivía atrapado en deudas con «gente chunga», a la que –ha admitido– tenía y sigue teniendo «miedo», a la que ha apuntado que cuando aún trabajaba, la nómina apenas le duraba «dos días, tres, y a veces menos». «Hubiera hecho cualquier locura, cualquier cosa», ha añadido.

Ha descrito su estado en aquellos días como un punto de absoluta pérdida de control por la adicción. «Hubiera hecho cualquier locura para drogarme», ha dicho. «En esa situación, cualquier cosa. Me tiraba a un pantano vacío».

Antes de acudir a la vivienda de las víctimas, ha relatado, que había planificado otros planes delictivos para obtener dinero pero que no cuajaron y que ya bajo los efectos de las drogas, decidió dirigirse al chalé de Chiloeches convencido, según ha dicho, de que dentro «no había nadie», de que la casa estaba vacía.

El acusado ha insistido en que su único objetivo era robar: «Era llevarme el dinero, salir rápido y fuera. Cuanto más robara, mejor, porque tenía deudas y necesitaba consumir».

«ME VIENE UN GOLPE, ME EMPUJAN Y ME VOY CONTRA EL CRISTAL»

Sobre lo ocurrido dentro de la vivienda, Peña ha sostenido que la violencia comenzó cuando fue sorprendido en el dormitorio principal. Entró –ha afirmado– a oscuras y sin saber que había personas dentro.

«Me vino un golpe, un empujón, me fui contra el cristal», ha narrado. Según su versión, reaccionó en un estado de «histeria» y «locura» provocado por las sustancias. También ha admitido haber prendido fuego a la vivienda, aunque asegura no recordar cómo: «Empezó a quemarse conmigo dentro».

Ha señalado que llevaba «siempre» una bayoneta, pero ha negado que la navaja encontrada en la escena fuese suya: «Esa no la llevaba yo».

IMPLICACIÓN DE LOS OTROS ACUSADOS

En esta causa se han sentado en el banquillo dos acusados más, C.B.M. y D.M.A., procesados como presuntos cómplices. Sobre ellos, este principal procesado ha delimitado su participación: Del primero, ha asegurado que fue quien habló de la existencia de dinero y joyas en la casa, pero que no participó en el asalto.

Del segundo, ha afirmado que su papel fue únicamente el de conductor: «Le dije ‘llévame aquí’, me acercó y se fue» y que su función era recoger más tarde a la joven que lo acompañaba.

Este acusado permanece en prisión preventiva desde los hechos. Ha explicado que recibió «medicación controlada» al ingresar y que ahora se encuentra «abstemio» y con «más claridad», así como que ha aprovechado este tiempo para estudiar, trabajar como cabo de limpieza en el módulo y practicar rugby.

Ha declarado estar «profundamente arrepentido» y ha pedido perdón a la familia de las víctimas, en concreto al hijo y único superviviente, y también a los otros dos acusados. Además, ha consignado 20.000 euros en el juzgado para dárselos a Yeray, el hermano que sobrevivió.

A una pregunta del jurado sobre si todavía se considera una persona adicta, ha respondido que aunque ahora no consume y ha remarcado: «Ahora mismo, a mí me sueltan por ahí y nos ponemos otra vez».

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