El Hospital de Guadalajara participa en un estudio que evalúa los resultados de la cirugía abierta y el uso de stents para tratar la obstrucción de la carótida en pacientes asintomáticos

Estudio internacional ACST-2, en el que han participado centros de 33 países

El Hospital Universitario de Guadalajara, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), es uno de los centros participantes en el estudio internacional ACST-2 del que han formado parte 130 centros de 33 países. El centro guadalajareño es uno de los tres hospitales españoles que han participado en el mismo, junto a los hospitales La Fe de Valencia y el Clínic de Barcelona.

El estudio, cuyos resultados acaban de ser publicados en la prestigiosa revista científica The Lancet, tenía como objetivo comparar los resultados obtenidos al tratar la estenosis grave de la arteria carótida en pacientes asintomáticos mediante la colocación de un stent (procedimiento CAS) o mediante la práctica de una endarterectomía carotídea (CEA) y valorar los efectos protectores a largo plazo entre ambos procedimientos respecto al riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular grave o fatal.

Para ello, se ha evaluado durante 12 años a 3.625 pacientes de los centros participantes asignados al azar. Se trataba de pacientes con estenosis u obstrucción grave de la arteria carótida, que en principio no presentaban distintas características, y de los que 1.811 fueron tratados mediante la colocación de un stent y 1.814 mediante CEA. Durante el estudio se analizaron los incidentes en los 30 días posteriores a la intervención y también la tasa de accidentes en los siguientes cinco a diez años.

El servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Universitario de Guadalajara, junto con el servicio de Neurología, se acreditaron para participar en este estudio internacional. La participación en el mismo ha supuesto realizar un estrecho seguimiento a estos pacientes a lo largo de más de una década.

El estudio refleja que el seis por ciento de los pacientes tratados mediante stent (procedimiento CAS) tuvieron que recurrir finalmente a una cirugía o CEA por motivos relacionados con que el paciente presentaba una estenosis muy calcificada o que la arteria carótida era más tortuosa de lo esperado, entre otras razones. 

Respecto a los pacientes a los que se asignó cirugía abierta o CEA, un tres por ciento optaron por el procedimiento con CAS, con razones más relacionadas con la preferencia por parte del paciente, el médico o la renuncia a someterse a una anestesia general.

El estudio, según ha señalado la jefa del servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital de Guadalajara, Mercedes Guerra, indica que las complicaciones graves son muy infrecuentes cuando el procedimiento, tanto del tipo CAS como CEA, se realiza por profesionales experimentados. Los resultados sugieren que los efectos protectores frente al riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular son similares. Así, ambos procedimientos conllevarían riesgos similares y brindarían beneficios comparables.

Pionero en técnicas y dispositivos

El servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital de Guadalajara ha destacado en los últimos años por ser pionero al aplicar nuevas técnicas endovasculares y dispositivos. 

Este verano el servicio empleaba, por primera vez en la región, un nuevo dispositivo para pacientes con enfermedad arterial periférica, siendo además la primera vez a nivel mundial que dicho dispositivo se empleaba en combinación con un dispositivo de rama ilíaca. 

En concreto, a principios de agosto se intervenía a un paciente que presentaba un aneurisma o ensanchamiento en una de las arterias ilíacas, con riesgo de rotura de la misma, y se empleó un nuevo stent recubierto de ePTFE (politetrafluoroetileno expandible). 

Éste presenta como novedad una gran capacidad de expansión y flexibilidad para adaptarse a las arterias más anguladas, además de una excelente navegabilidad y visibilidad. Este tipo de dispositivos van recubiertos de un material impermeable que impide la salida de la sangre al saco del aneurisma evitando así que siga aumentando su tamaño y pueda romperse.

El nuevo dispositivo, que asegura tratar la lesión de manera más eficaz y precisa, se empleó en combinación con un dispositivo de rama ilíaca conocido como IBD. Estos dispositivos tienen ramas para no sacrificar la perfusión o paso de sangre a las ramificaciones de las arterias con el fin de evitar futuros problemas de vascularización y funcionalidad en algunos puntos.

Tal y como destaca la doctora Guerra, el tratamiento de los aneurismas de arterias ilíacas se ha desarrollado enormemente desde la introducción de las técnicas endovasculares, que actualmente constituyen el tratamiento de elección por la menor posibilidad de complicaciones respecto a la cirugía abierta.

infoCLM

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