Pan de Cruz: historia, sabor y calidad desde el corazón de Ciudad Real

Campo y Alma

Para Castilla-La Mancha su gastronomía es un símbolo vivo de la historia y la cultura de nuestra tierra. Un rico legado que se ha transmitido durante generaciones dando como resultado una herencia de productos agroalimentarios únicos que conquistan paladares y corazones a partes iguales.

El Pan de Cruz de Ciudad Real forma parte de la identidad de Castilla-La Mancha. Un producto con ADN propio que actualmente se encuentra amparado por una Indicación Geográfica Protegida (IGP), ya que se trata de un pan único en el mundo. Es sinónimo de tradición, arte, nutrición y comunidad, y es que cada hogaza de Pan de Cruz es una auténtica obra maestra que refleja la dedicación de los panaderos que con sus manos moldean cada una de estas piezas.

Pan de Cruz de Ciudad Real

El producto amparado por la IGP Pan de Cruz de Ciudad Real se define como el pan formado formado por una pieza redonda compacta y densa, de trigo candeal, bregado, de forma redonda y aplastada. Pero además, la miga de este particular pan es densa y de color blanco, presentando una textura suave, esponjosa y consistente, sin alvéolos y con una apariencia que se asemeja al algodón.

Cuenta con una miga de sabor agradable y ligeramente dulce en boca, que conquista a quienes lo prueban. Más allá de su inconfundible miga, el Pan de Cruz presenta una corteza gruesa, suave, dorada y crujiente con un intenso olor y sabor a cereal tostado.

Además de su inconfundible sabor, la estética del Pan de Cruz es inconfundible y es una de las señas de identidad de este producto de Castilla-La Mancha. Concretamente, los amparados por la IGP Pan de Cruz llevan marcados en su cara anterior dos profundos cortes en forma de cruz, mientras que en la cara posterior del producto se encuentra el anagrama de la IGP formado por pequeñas perforaciones dispuestas en la corteza.

Para que un pan pueda ser considerado Pan de Cruz tiene que reunir una serie de requisitos concretos. La zona de elaboración de este producto se extiende a todos los municipios de la provincia de Ciudad Real, aunque es originario de la comarca del Campo de Calatrava. Esta es desde hace siglos una tierra con extensos cultivos de cereales en la que además se elaboran una gran variedad de panes. 

La experiencia y el buen hacer de los panaderos ha permitido conservar y mejorar la elaboración de este pan con unas características organolépticas propias y diferenciadas, reconocidas y apreciadas por los consumidores. Pero más allá de estas especiales características el elaborado y comercializado bajo la IGP Pan de Cruz debe cumplir con las especificaciones recogidas en el pliego de condiciones aprobado por la Unión Europea, debiendo ser certificado su cumplimiento por medio de un organismo autorizado, obteniendo así cada panadería el certificado IGP para poder venderlo y distribuirlo.

Pan de Cruz, un producto con IGP

Un producto con IGP, se trata de un producto originario de un lugar determinado, una región o un país, que posea una cualidad determinada, una reputación u otra característica que pueda esencialmente atribuirse a su origen geográfico, y de cuyas fases de producción, al menos una tenga lugar en la zona geográfica definida.

Castilla-La Mancha posee una gran oferta agroalimentaria de calidad diferenciada, reconocida a través de las distintas Indicaciones Geográficas Protegidas. Durante los últimos años el número de IGP  ha crecido, resultado de todo el esfuerzo del sector, contando actualmente Castilla-La Mancha con 9 IGP, entre las que se encuentra la IGP Pan de Cruz de Ciudad Real. Esta distinción nos indica que el producto es originario de una región, de un lugar determinado o de un país y que posee una cualidad determinada que pueda atribuirse a dicho origen geográfico.

Pan de Cruz / Turismo Ciudad Real

Y es que, este tipo de pan está estrechamente ligado a la historia y a la gastronomía de esta zona de Castilla-La Mancha, basada fundamentalmente en la comida tradicional de labriegos y pastores que antiguamente iban de quintería. Al tener el Pan de Cruz una larga conservación podía ser empleado tanto de forma directa en platos y guisos, como acompañando a otras elaboraciones, siendo un producto ideal para acompañar los vinos y quesos castellano-manchegos.

Campo y Alma, sinónimo de calidad en Castilla-La Mancha

Un producto repleto de alma que nace en los campos de cereal de esta comarca de Ciudad Real y que se encuentra al abrigo de una de las marcas identitarias de la gastronomía de Castilla-La Mancha. Hablamos de Campo y Alma, una marca de garantía que permite distinguir los productos agroalimentarios que se producen, elaboran o transforman en el territorio de Castilla-La Mancha y que están acogidos a una denominación de origen protegida o indicación geográfica protegida. Se trata de una herramienta de calidad que ayuda al consumido a identificar los productos castellano-manchegos.

Precisamente son campo y alma dos términos que definen a la perfección a Castilla-La Mancha. Y es que nuestra tierra es una región donde la agricultura, la ganadería y la industria alimentaria tienen un peso fundamental en la economía, ya que forman parte del ADN de Castilla-La Mancha. En la conocida como tierra de Don Quijote, la importancia del medio rural es fundamental para el mantenimiento de la población en sus municipios, y es que quienes residen en estas zonas sienten su actividad como algo especial y ponen su corazón en sacar adelante sus producciones.

La Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha lanzaba Campo y Alma, una marca de garantí creada para aportar valor al trabajo de los agricultores y ganaderos de la región y, por tanto, también a sus productos. Se trata del único distintivo en España que identifica solamente a los alimentos y bebidas amparados por la Denominación de Origen Protegida (DOP) o la Indicación Geográfica Protegida (IGP), tratándose de una marca cuyo objetivo es llegar de manera directa al consumidor que identifique los productos que ampara.

Con más de ocho siglos de historia a sus espaldas, el Pan de Cruz encara el futuro con magníficas expectativas, apostando por la calidad, la tradición y un sabor único.

/Marta López/

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