La reciente adquisición de la finca Casablanca por parte del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN), dentro del marco de financiación europea Feder 2021-2027, ha supuesto un avance decisivo para la consolidación de la corona forestal norte del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
Esta operación se suma a la compra de Cañada del Gato en 2023 y a la finca Quinto de la Torre en 2011, completando así un proceso de ampliación patrimonial que garantiza la protección de hábitats clave y la mejora de la conectividad ecológica de este espacio de la Red Natura 2000, ha explicado a EFE el director del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, Carlos Ruiz de la Hermosa.
La finca Casablanca, situada en el término municipal de Daimiel, cuenta con 678,26 hectáreas de dehesa bien conservada.
Se trata de la mejor representación de este ecosistema en el entorno del parque, con ejemplares arbóreos de dimensiones notables y un tramo final del arroyo de Casablanca que conserva su morfología original, a diferencia de los sectores externos, intensamente canalizados o desaparecidos bajo la presión agrícola, ha explicado el director del parque.
Este enclave presenta una gran querencia para la fauna, especialmente para las grullas comunes, y abre la puerta a programas de restauración de ribera y mejora de la biodiversidad.
La adquisición de esta finca permite, además, eliminar un coto de caza colindante, incrementar la superficie de dehesa bajo gestión pública, asegurar recursos hídricos de interés y cumplir con las directrices del Plan Rector de Uso y Gestión de 2017.
Su importancia se refleja en que linda durante 5.800 metros con la margen derecha del vaso lagunar, lo que representa aproximadamente una octava parte del perímetro del humedal.

Para Ruiz de la Hermosa, «esta compra constituye la operación más relevante desde la adquisición de la finca La Duquesa en 2007, considerada un hito en la historia del parque».
Junto a Casablanca, la finca Cañada del Gato aporta otras 231,39 hectáreas en el límite norte del espacio protegido.
Este terreno combina una notable dehesa de encinas centenarias con áreas de monte mediterráneo en excelente estado de conservación, junqueras y pastizales asociados a su arroyo.
La diversidad de hábitats favorece la presencia de aves como el elanio azul, el cernícalo primilla, la lechuza común o el águila imperial, así como especies de herpetofauna de gran interés, entre ellas el tritón pigmeo, objeto de programas específicos de recuperación.
Desde un punto de vista estratégico, la Cañada del Gato permitió reforzar ecosistemas poco representados en la zona terrestre del Parque Nacional, reducir presiones externas y favorecer iniciativas de restauración de pastizales naturales, prácticamente desaparecidos en La Mancha por la intensificación agrícola de las últimas décadas, ha comentado el director del parque.
La superficie del parque se ha ampliado hasta las 3.030 hectáreas actuales
Estas adquisiciones continúan la línea de trabajo iniciada hace unos años con la compra de 58 fincas en el periodo 2007-2013, con las que se amplió la superficie del parque hasta las 3.030 hectáreas.
Entre estas adquisiciones, ha destacado, la de Quinto de la Torre, con 245 hectáreas de monte mediterráneo, y, por su magnitud, la de La Duquesa, que permitió incorporar derechos de agua fundamentales para frenar la sobreexplotación del acuífero 23.

Ruiz de la Hermosa ha recordado que el propio Plan Director de la Red de Parques Nacionales recoge que la incorporación de terrenos privados al patrimonio público, mediante acuerdos voluntarios, es la fórmula más eficaz para garantizar la conservación de hábitats y especies, recuperando también derechos de agua que se transformaron en la concesión ambiental que tiene el parque de 2,85 hm3.
Además, ha recordado, la adquisición de la finca Quinto de la Torre fue el impulso que llevó en 2014 a la ampliación del parque nacional que paso de entonces de las 1.928 hectáreas a las actuales 3.030.
En el caso de Las Tablas de Daimiel, esta política asegura la coherencia en la gestión de un espacio singular que ha sufrido históricamente la presión de los regadíos, la sobreexplotación del subsuelo y episodios críticos como la combustión de turbas.

La importancia de estas operaciones no se limita al plano ambiental, ha comentado el director del parque, ya que a largo plazo, la titularidad pública de estas fincas reforzará el compromiso con el uso sostenible del territorio.
Las Tablas de Daimiel, declaradas Parque Nacional en 1973 y Reserva de la Biosfera en 1981, son uno de los humedales más emblemáticos de Europa. Reconocidas también como espacio Ramsar y ZEPA, han pasado por etapas de esplendor y crisis, desde su fama en el siglo XIX como coto de caza hasta las graves sequías y transformaciones agrícolas del siglo XX.