El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Samuel Moraleda, ha afirmado que la única solución viable para garantizar el futuro del regadío en el Alto Guadiana pasa por que la agricultura «se adapte al recurso que realmente» está disponible, ante una situación de sobreexplotación prolongada de los acuíferos que, según ha advertido, está conduciendo “al vacío absoluto del sistema”.
Así lo ha manifestado en una entrevista en el programa ‘El Campo’ de Radio Castilla-La Mancha, al ser preguntado por el planteamiento del Gobierno de Castilla-La Mancha en defensa de la necesidad de prorrogar las concesiones de agua vinculadas al Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG), de las que alrededor de 4.800 están pendientes de renovación en el año 2027.
Moraleda ha explicado que el futuro de estas concesiones “está ya sobre la mesa”, al tratarse de derechos que alcanzan el final de su vigencia, y ha enmarcado este debate en el proceso de planificación hidrológica actualmente en curso.
“El organismo de cuenca lanza una serie de propuestas para intentar revertir la situación”, ha indicado Moraleda, quien ha subrayado que se trata de planteamientos abiertos “para el debate, para que se hagan otras contrapropuestas y buscar una solución al gran problema que tiene el Alto Guadiana”.
El presidente de la CHG ha recordado que los objetivos de la Directiva Marco del Agua no se limitan únicamente a alcanzar el buen estado de las masas de agua, sino que también incluyen “satisfacer las demandas de los usuarios”, si bien ha reconocido que esta satisfacción está seriamente comprometida por la intensa sobreexplotación de los acuíferos.
“Hay numerosas explotaciones agrarias en la actualidad que ven que no pueden extraer los volúmenes de agua requeridos para su explotación”, ha advertido.
En relación con las concesiones que expiran en 2027, ha señalado que afectan a unos 4.800 expedientes, con una superficie aproximada de 20.000 hectáreas, repartidas por distintas masas del Alto Guadiana, como Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos.
Moraleda ha insistido en que, llegado ese horizonte temporal, “habrá que estudiar en qué condiciones pueden quedar esas explotaciones”, ya que, aunque son fundamentales para la economía del territorio, “contribuyen de alguna manera al deterioro permanente de las masas de agua”.
En este punto, ha señalado que se están analizando posibles alternativas, algunas de las cuales podrían enmarcarse en futuras actuaciones prioritarias vinculadas al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
El presidente de la CHG ha defendido la necesidad de adoptar medidas contundentes ante la gravedad de la situación hidrológica.
“Tenemos un recurso disponible que anualmente superamos ampliamente, y esto nos conduce a un deterioro permanente de las masas que está poniendo en peligro la agricultura del territorio”, ha afirmado.
Como ejemplo, ha aportado un dato especialmente significativo: “El recurso disponible en el Acuífero 23 es del orden de 200 hectómetros cúbicos y estamos sacando a veces casi 400 hectómetros”.
Esta diferencia, ha subrayado, se repite año tras año y hace inviable cualquier recuperación del sistema.
Moraleda ha recordado que en los últimos once años se ha producido un vaciado estimado de unos 2.200 hectómetros cúbicos del acuífero, incluso en periodos no especialmente secos, que ha alertado de que si se extrae mucho más de lo que se recarga, al final se producirá «el vacío absoluto del sistema».
Asimismo, ha descartado la posibilidad de recibir aportes externos de aguay ha recordado que el propio Plan Especial del Alto Guadiana no contemplaba trasvases.
“En ninguna cuenca sobra agua para trasvasar al Alto Guadiana”, ha señalado, por lo que ha recalcado que el territorio deberá adaptarse a unos recursos limitados, estimados en torno a 250-270 hectómetros cúbicos para uso agrícola.
En cuanto a las restricciones aprobadas para la próxima campaña, ha indicado que las masas de Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos continuarán en situación de emergencia, y ha reconocido que ve “muy difícil” que puedan revertirse los recortes aprobados, a la espera de la evolución del actual año hidrológico, cuya previsión “no es muy positiva”.
Finalmente, Moraleda ha valorado la posibilidad de estudiar medidas compensatorias por el abandono o reducción de superficies de regadío, así como la conexión de municipios a la Tubería Manchega para reducir la presión sobre las aguas subterráneas.
No obstante, ha precisado que estos recursos “en ningún caso servirían para incrementar las dotaciones de regadío”, sino únicamente para contribuir a la recuperación del buen estado de las masas de agua.