Como si de un auténtico mar de viñas se tratase, así el paisaje que puede contemplar quien se sumerge en esta zona de Castilla-La Mancha, mundialmente reconocida por sus vinos. Hablamos de La Manchuela, territorio que late de la mano del sector primario y que sabe a sus vinos con ADN propio.
La Denominación de Origen Protegida Manchuela fue reconocida en el año 2000, abarcando un extenso territorio a caballo entre las provincias de Albacete y Cuenca. En concreto, forman parte de la DOP Manchuela un total de 70 términos municipales de ambas provincias castellano-manchegas.
Concretamente, la comarca de La Manchuela cuenta con una superficie de cultivo de más de 72.000 hectáreas, entre las que cabe destacar particularidades que imprimen un carácter propio a los vinos que se elaboran en esta tierra. En concreto, sus viñedos se encuentran entre 600 y 1.000 de altura sobre el nivel del mar, contando además con suelos arcillosos con base calcárea y escasas precipitaciones. Un cúmulo de particularidades que tienen como resultado las perfectas condiciones para el cultivo de la variedad de uva autóctona de esta zona de Castilla-La Mancha: la Bobal.

¿Qué es un producto con Denominación de Origen Protegida?
Un producto con Denominación de Origen Protegida (DOP) es un producto originario de un lugar determinado, una región o, excepcionalmente, un país, cuya calidad o características se deben fundamental o exclusivamente a un medio geográfico particular, con los factores naturales y humanos inherentes a él, y cuyas fases de producción tengan lugar en su totalidad en la zona geográfica definida. Así, en la actualidad Castilla-La Mancha posee 39 DOP, en las que se encuentran vinos, aceites, y diversos productos agroalimentarios.
Cabe recordar que la principal característica de los productos amparados por una DOP es que todo el proceso de elaboración tiene lugar en la zona geográfica de donde proceden dichos productos. Esto es así porque las características ambientales y humanas de esa zona, como el suelo, el clima, las variedades utilizadas y los métodos de cultivo tradiciones utilizados influyen en las propiedades del producto final.

Campo y Alma, una marca de garantía en Castilla-La Mancha
Los vinos de la DOP Manchuela se encuentran amparados bajo la marca de garantía Campo y Alma. Se trata de un sello que permite distinguir los productos agroalimentarios que se producen, elaboran o transforman en el territorio de Castilla-La Mancha y que están acogidos a una denominación de origen protegida o indicación geográfica protegida, una herramienta de calidad que ayuda al consumidor a identificar los productos castellano-manchegos.
Si existen dos términos que definen a Castilla-La Mancha son precisamente campo y alma. Y es que nuestra tierra es una región donde la agricultura, la ganadería y la industria alimentaria tienen un peso fundamental en la economía, ya que forman parte del ADN de Castilla-La Mancha. En la conocida como tierra de Don Quijote, la importancia del medio rural es fundamental para el mantenimiento de la población en sus municipios, y es que quienes residen en estas zonas sienten su actividad como algo especial y ponen su corazón en sacar adelante sus producciones.
La Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha lanzaba Campo y Alma, una marca de garantí creada para aportar valor al trabajo de los agricultores y ganaderos de la región y, por tanto, también a sus productos. Se trata del único distintivo en España que identifica solamente a los alimentos y bebidas amparados por la Denominación de Origen Protegida (DOP) o la Indicación Geográfica Protegida (IGP), tratándose de una marca cuyo objetivo es llegar de manera directa al consumidor que identifique los productos que ampara.

El prestigio mundial de estos vinos
Los vinos de la DOP Manchuela sorprenden a quienes tienen la oportunidad de saborearlos. Se trata de vinos que destacan por su personalidad propia, vinos singulares y con un prestigio internacional altamente reconocido. Y es que, brindar con un vino de la DOP Manchuela es una experiencia única que cautiva a los paladares más exigentes de todo el mundo.
Hablamos de vinos blancos, de color amarillo muy pálido, brillante, con reflejos verdes, limpios y transparentes. Vinos de la DOP Manchuela que además destacan por su aroma especialmente afrutado, contando además con un sabor ligeramente ácido, fresco y picante, con un postgusto persistente y floral.
Pero además, la DOP Manchuela cuenta con vinos rosados de un brillante color rosa fresa-frambuesa con tonos violáceos que denotan su juventud. Vinos de nariz intensa muy afrutada, con cuerpo moderado y ligero matiz ácido que son agradables al paladar, elegantes en boca y con gran frescura y armonía.
Si brindar con los vinos blancos y rosados de la DOP Manchuela es una experiencia extraordinaria, saborear los tintos no lo es menos. En concreto, existen tintos de la DOP Manchuela, tanto jóvenes como de cuidadas crianzas, elaborados sobre todo con variedades Bobal o Cencibel, intensos en color y aromas frutales y de taninos persistentes.
A lo largo de los años, la DOP Manchuela ha ido forjando una sólida reputación, uniendo la tradición vitivinícola con la innovación. Un trabajo indispensable para poner en valor la singularidad de estos vinos, logrando posicionarse con fuerza en el mercado nacional e internacional, gracias al esfuerzo conjunto de viticultores y bodegueros. Apostar por la DOP Manchuela es apostar por vinos de calidad y tradición, pero también sinónimo del esfuerzo de sus gentes, su amor por la tierra y su cultura comprometida con el vino.

/Marta López/