Enclavado en un paraje histórico entre los términos municipales de Villarrobledo (Albacete) y El Provencio (Cuenca), los vinos de La Jaraba han consolidado su prestigio como uno de los referentes a nivel nacional. Y es que, por sus singularidades y particularidades únicas, estos vinos obtuvieron en 2019 la categoría de Denominación de Origen Protegida (DOP) Pago de la Jaraba, tratándose de la distinción más alta del sistema vitivinícola.
Fueron los árabes quienes denominaron a esta finca como “tierra abundante”, y es que se tiene constancia de La Jaraba desde la época andalusí. Un histórico enclave que se erige como ejemplo de cómo la tradición, la innovación y el respeto por el entorno pueden dar lugar a vinos de excelencia. Concretamente, el entorno natural de La Jaraba, con 77 hectáreas de viñedo arropadas por 92 hectáreas de mate mediterráneo de encinas y pinos.

Vinos con personalidad propia
Se trata de un factor particular que proporciona un microclima particular favorable al buen desarrollo de la vid, liberándolo en gran medida del estrés hídrico que supone el viento cálido y seco de Levante. Esto permite alargar el proceso de maduración de la uva permitiendo, por tanto, mayor aporte de materia colorante, taninos de calidad y aromas en el fruto.
Sin duda, el clima influye en la calidad y características del vino de la DOP Pago La Jaraba, otorgándoles un toque balsámico. Pero además, imprime un carácter único a estos vinos la composición de los terrenos de cultivo. Hablamos de una composición variable que va desde cuarcitas, cuarzos y calizas hasta miocenas, lo que contribuye a producir unos vinos intensos, aromáticos, balsámicos, amplios y con un marcador efectivo diferenciado en cuanto al nivel de estroncio.

Máxima distinción
En 2019 la Unión Europea reconoció esta tierra de Castilla-La Mancha como Denominación de Origen Pago. Se trata de la máxima distinción que puede recibir un viñedo o bodega, y reconoce la singularidad excelencia de vinos producidos en un área geográfica específica. En este punto, cabe detallar que a diferencia de las DO tradicionales, que abarcan regiones vitivinícolas más amplias, se le aplica a un “pago” específico, es decir una finca o un paraje con características edafoclimáticas (suelo y clima) únicas que influyen en la calidad y personalidad de los vinos.
Y es que para la obtención de este tipo de DOP se debe cumplir con estrictos de calidad y trazabilidad, que implican que toda la uva utilizada para la elaboración del vino procedan del mismo “pago”, estando también la bodega encargada de su producción en el mismo “pago”. Además, la viticultura y enología aplicada deben estar enfocadas a realzar las características distintivas de esta zona.

Gigantes sensoriales
La DOP Pago La Jaraba ofrece vinos con unas muy españolas Tempranillo y Graciano, a las que escoltan Cabernet Sauvignon y Merlot en tintos, así como Sauvignon Blanc en blancos. Un exhaustivo estudio del potencial de los diferentes suelos de esta finca, junto con la elección de la variedad más adecuada en cada caso, moldea las características organolépticas de unos auténticos gigantes sensoriales que caben en una copa de vino.
El suelo del Pago La Jaraba es una entidad viva, singular y repleta de complejidad, que influye de forma directa en la calidad de los vinos que elaboran, reflejando la autenticidad de las características únicas del entorno. Unas condiciones excepcionales que han llevado a la DOP Pago La Jaraba a producir un vino fiel a su terroir y digno de la máxima distinción que ofrece la viticultura en España.

Campo y Alma, un sello de distinción en Castilla-La Mancha
Precisamente, Campo y Alma es una marca de garantía que permite distinguir los productos agroalimentarios que se producen, elaboran o transforman en el territorio de Castilla-La Mancha y que están acogidos a una denominación de origen protegida o indicación geográfica protegida. Se trata de una herramienta de calidad que ayuda al consumido a identificar los productos castellano-manchegos.
Si existen dos términos que definen a Castilla-La Mancha son precisamente campo y alma. Y es que nuestra tierra es una región donde la agricultura, la ganadería y la industria alimentaria tienen un peso fundamental en la economía, ya que forman parte del ADN de Castilla-La Mancha. En la conocida como tierra de Don Quijote, la importancia del medio rural es fundamental para el mantenimiento de la población en sus municipios, y es que quienes residen en estas zonas sienten su actividad como algo especial y ponen su corazón en sacar adelante sus producciones.
La Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha lanzaba Campo y Alma, una marca de garantí creada para aportar valor al trabajo de los agricultores y ganaderos de la región y, por tanto, también a sus productos. Se trata del único distintivo en España que identifica solamente a los alimentos y bebidas amparados por la Denominación de Origen Protegida (DOP) o la Indicación Geográfica Protegida (IGP), tratándose de una marca cuyo objetivo es llegar de manera directa al consumidor que identifique los productos que ampara.
Cada copa de vino de la DOP Pago La Jaraba cuenta una historia que entrelaza la naturaleza y el saber hacer del viticultor. Y es que, la esencia de un vino se encuentra en su origen, transmitiendo estos vinos elaborados en Castilla-La Mancha una personalidad única que no puedes dejar eescapar la oportunidad de disfrutar.

/Marta López/