La caza mayor y cómo perjudica a los buitres leonados

Ingiere plomos de manera diaria

Una investigación del Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua ha demostrado que casi un 4 % de los buitres leonados en España ingiere diariamente fragmentos de munición de plomo, principalmente procedentes de la caza mayor.

El hallazgo, basado en el análisis de egagrópilas, permite explicar los elevados niveles de este metal detectados en la sangre de estas aves carroñeras y confirma que la actividad cinegética constituye su principal fuente de exposición, según este estudio publicado en la revista internacional Environmental Pollution y al que ha tenido acceso este miércoles EFE.

El trabajo del Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA–CSIC) revela que desde finales del siglo XIX se conoce que las aves silvestres pueden envenenarse al ingerir plomo, un metal tóxico con efectos devastadores: daña el sistema nervioso y circulatorio, reduce la capacidad reproductiva, debilita la respuesta inmunológica y afecta al metabolismo óseo.

En el caso de las rapaces como los buitres, su ingestión supone una seria amenaza para la conservación de las poblaciones.

En España, que alberga el 90 % de los buitres leonados europeos, estudios anteriores ya habían mostrado que más de la mitad de los ejemplares vivos presentaban niveles de plomo en sangre superiores a 20 µg/dL, una concentración anormal y peligrosa.

El trabajo, desarrollado entre 2020 y 2023, se basa en el estudio de 673 egagrópilas recogidos en seis puntos de la provincia de Soria que fueron analizados mediante rayos X y espectrometría de masas, y que permitieron detectar partículas metálicas en un 11% de las muestras, de las cuales el 9,5% correspondía a plomo y el resto a cobre.

La investigación ha confirmado que la caza mayor es la principal fuente de exposición, ya que el 39,1% de las egagrópilas con restos de ciervo o corzo contenían munición, frente al 3,8% de las procedentes de animales domésticos o el 18,8% de las de jabalí.

En total, el 93,2% de los fragmentos hallados se asociaron a balas de plomo utilizadas en este tipo de caza, mucho más dañinas que los perdigones de la caza menor.

La exposición tampoco ha sido homogénea a lo largo del año y los investigadores detectaron picos en enero y mayo, coincidiendo con las temporadas de caza general y de corzo, así como en los meses de verano.

Según las estimaciones, un 3,7 % de los buitres ingiere munición de plomo cada día aunque dado que los niveles en sangre pueden permanecer elevados durante dos semanas tras la ingestión, este dato resulta suficiente para explicar la elevada prevalencia de intoxicación detectada en España.

El estudio también ha identificado arena y gravilla en un tercio de las egagrópilas, lo que apunta a que la ingestión de suelo contaminado —especialmente en zonas con actividad minera— podría ser otra vía de exposición, un dato que según los investigadores, debe ser clave a la hora de diseñar muladares seguros para las aves.

Los autores concluyen que el análisis de egagrópilas constituye un método eficaz y no invasivo para monitorizar la exposición de los buitres al plomo.

Y subrayan la necesidad de impulsar el uso de munición sin plomo en la caza como medida fundamental para proteger a una especie emblemática y reducir un riesgo que amenaza también la salud de los ecosistemas.

infoCLM

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