El hombre acusado de matar a dos personas en el barrio albaceteño de Las Seiscientas en julio de 2023 ha sido condenado a un total de 38 años y seis meses de cárcel según la sentencia del tribunal.
Según el texto de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Albacete, recogido por Europa Press, el condenado, J.F.F., nacido en Almansa en 1973, ha sido condenado a 13 años de prisión por el delito del homicidio de su propio hermano, A.F.F., al que disparó en medio de la refriega y que la sentencia ha descrito como un hecho «revelador de la labilidad y desprecio a la vida de cualquier persona, incluido un familiar».
Por el delito de intento de homicidio contra J.F.S., de la familia rival y padre del otro fallecido, la condena ha sido de siete años de cárcel, señalando la sentencia «el desequilibrio de la igualdad en la lucha», ya que el procesado fue el único que usó un arma de fuego en la contienda.
La pena máxima ha sido la de 18 años de cárcel por el asesinato de A.F.G., que ha excluido el mínimo legal (15 años) debido a la indefensión o alevosía apreciada en el hecho de que la víctima estuviese malherida en el suelo cuando fue rematada de un disparo en la cabeza. Por último, por el delito de tenencia ilícita de armas se le han impuesto seis meses de prisión.
Además, la sentencia ha condenado a J.F.F. a pagar una indemnización total de 300.000 euros para los distintos familiares de las víctimas y una orden de alejamiento y prohibición de toda comunicación con ellos durante 15 años.
El pasado 3 de junio el tribunal del jurado declaró a J.F.F. culpable de los cuatro delitos cometidos el 21 de julio de 2023, cuando el condenado acudió armado con una pistola y acompañado de sus familiares a la vivienda de una familia rival con la que acababan de tener una disputa.
Allí comenzó un forcejeo entre las dos familias donde J.F.F. usó su arma para efectuar varios disparos en medio de la pelea, algunos de los cuáles alcanzaron a su propio hermano –causándole la muerte– y a otro miembro de la familia rival con el que estaba enzarzado en ese momento.
J.F.F. remató entonces al herido de un disparo en la cabeza. Además, también hirió en la mano al padre del fallecido, pero no pudo continuar disparando porque su arma se encasquilló, momento en que éste aprovechó para desarmarlo. Fue entonces cuando el condenado decidió huir, recogiendo antes el arma homicida.
La defensa del condenado alegó que la pistola –que nunca llegó a encontrarse– había sido desenfundada por un miembro de la familia rival y que parte de los disparos fueron realizados por uno de ellos, algo que el jurado no consideró creíble basado en las pruebas de peritaje, los testigos y los audios de conversaciones telefónicas intervenidas por la policía.